Durante los meses de frío, el gasto de calefacción de comunidades de vecinos supone entre el 40 y el 60% de la factura energética.

Terminar con el derroche energético y reducir los gastos es posible, si se toman medidas para mejorar la eficiencia energética de la instalación.

Cambiar a un combustible más eficiente

Si se compara con otros combustibles fósiles como el gasoil, el gas natural es más económico. Además, es el combustible fósil con menor impacto medioambiental, tanto en la etapa de extracción, elaboración y transporte, como en la fase de utilización. Por todo ello, muchas comunidades de propietarios que necesitan cambiar su antigua caldera de gasoil la sustituyen por una caldera de gas natural.

En 2014, el gas natural constituyó el 19,6% de la energía primaria en España. Este combustible ha sufrido una gran expansión en nuestro país: hay que tener en cuenta que en el año 1985 esta fuente de energía solo suponía el 2% de la energía primaria consumida en España.

 Si hay que renovar la caldera, optar por calderas de condensación

Las calderas de condensación presentan un mayor rendimiento energético (20-25%) y un menor consumo de combustible.

Son calderas capaces de extraer parte del calor que se pierde en los humos mediante la tecnología de condensación, gracias a lo cual se consiguen ahorros de hasta el 30% en el consumo de energía y también menores emisiones contaminantes.

Otra de sus ventajas es que son capaces de mantener un rendimiento elevado tanto en momentos en los que hay mucha demanda de calor (p.ej. días fríos de invierno) como en los que la demanda es menor (p.ej. franjas horarias en las que se registra una baja ocupación en el edificio).

Añadir sistemas de regulación y de reparto de costes en los radiadores

Además de una caldera altamente eficiente, conviene instalar válvulas termostáticas en los radiadores de modo que cada vecino pueda regular la temperatura en función de sus necesidades.

Así, podrán bajar la temperatura cuando sea excesiva o apagar los radiadores de habitaciones que permanezcan vacías, de modo que se evite el derroche energético.

Igualmente, conviene que en las instalaciones con calefacción comunitaria haya algún sistema de reparto de costes, que permita identificar cuál ha sido el consumo energético de cada vivienda. De ese modo, los propietarios pagarán en función del gasto en calefacción que realicen.

Hay que tener en cuenta que en cada comunidad de propietarios existen dos tipos de costes atribuidos al sistema de calefacción:

• Costes fijos. Suelen incluir pérdidas de energía y todas aquellas inversiones que haya que realizar en el sistema de calefacción, como por ejemplo el mantenimiento. Estos costes suelen suponer entre un 30 y un 40% de los costes totales de calefacción y se reparten entre todos los miembros de la comunidad de propietarios en función de los estatutos, sin tener en cuenta los consumos individuales.

• Costes variables. Son aquellos que se producen en función de la calefacción que se consume. Gracias a la instalación de un sistema de reparto de costes, se puede calcular cuál ha sido el consumo de cada vivienda.

Mejorar el aislamiento térmico del edificio

Gran parte de los edificios residenciales españoles cuentan con un aislamiento térmico insuficiente. Esta situación es especialmente preocupante en muchos inmuebles construidos en las décadas de los 60 y 70, cuando la normativa al respecto era prácticamente inexistente en nuestro país.

¿Qué elementos del edificio pueden necesitar una mejora del aislamiento térmico?

• La fachada. Los muros exteriores y/o interiores pueden estar insuficientemente aislados, por lo que se escapa el calor en invierno y es necesario compensar esta pérdida consumiendo más energía en calefacción.
• La cubierta. Ya se trate de tejados planos como inclinados, es importante que estén aislados térmicamente para evitar que se escape el calor.
• La carpintería. Los cristales, marcos y persianas de las ventanas, si no están correctamente aislados, son elementos que permiten filtrar el aire frío.

Conviene dejarse asesorar por una ESE

El papel principal de una Empresa de Servicios Energéticos (ESE) es el de conseguir que sus clientes ahorren energía. Este ahorro se consigue mediante medidas planificadas, llevadas a cabo con el objetivo de utilizar la mínima cantidad posible de energía dando un servicio adecuado, manteniendo o incluso mejorando los niveles de confort.

Asimismo, el Gestor Energético comparte el riesgo de una mala explotación de los elementos que conforman la instalación de producción de energía. Si la generación y transporte de la energía no es eficiente, será el gestor energético y no el cliente final el que verá mermada su cuenta de resultados.

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